El segundo semestre comenzó el lunes 26 de julio para los profesores y el día siguiente, para los alumnos. Durante esa semana, empezaron lentamente los traslados a nuestro edificio ya reparado. En sus salas y pasillos se respiraba el frío del abandono por más de 4 meses. El polvo y las hojas del otoño se habían colado y era necesario limpiar a fondo para sacar todo rastro de soledad forzada.
Don David Cid, nuestro auxiliar, no tuvo rato de respiro para poder dejar todo habilitado para la llegada de nuestros niños y niñas el lunes 2 de agosto. También hicieron lo propio el Director, los profesores, la manipuladora, la encargada del CRA, los paradocentes, los propios alumnos y algunos apoderados. La alegría nos embargaba y no era para menos: ¡¡regresábamos a casa!!
Ya instalados, rápidamente se conformaron los diversos talleres, y la sala de informática y la radio volvieron a funcionar. Y lo más importante: un porcentaje importante de alumnos regresaron, haciendo subir considerablemente nuestra debilitada matrícula.
Días después, el padre Miguel Niculqueo, nuestro nuevo cura párroco, ofició una misa en la cual dimos gracias a Dios por este maravilloso regalo de poder estar de vuelta en casa y haber contado con el opoyo incondicional de nuestros apoderados y alumnos, quienes confiaron en la Escuela San Andrés y enfrentaron con nosotros los duros momentos.