Aproximadamente en el mes de junio y después de un tiempo de no ver resultados en nuestras gestiones sobre la compra de un terreno, se nos comunicó oficialmente que volveríamos al antiguo edificio que durante años nos había cobijado como escuela. Personal calificado (arquitectos e ingenieros calculistas) había revisado la escuela y los daños no eran estructurales, con lo cual la reparación era una opción válida y segura, tanto para los niños como para los docentes y paradocentes.
Unas vigas de acero fueron colocadas en el segundo piso, atravesando la estructura para darle firmeza y en las esquinas se colocaron unas grandes placas apernadas. Se arreglaron los estucos, la pintura y otros detalles.
Nuestra vuelta estaba programada para después de vacaciones de invierno, algo que nos puso a todos muy contestos, ya que habría espacio para volver a implementar los talleres, el laboratorio de Informática, el comedor y los alumnos estarían en salas espaciosas.